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La comunicación y el afecto en adolescentes

by | 31 May, 2023 | Secundaria

A través de la comunicación podemos expresar lo que pensamos o sentimos, saber lo que ignoramos y confirmar, o no, aquello en lo que creemos. La familia, a través de la comunicación, establece los vínculos que determinan el desarrollo futuro de cada individuo. Esa comunicación es, lógicamente, de distinta índole: aprendemos, nos divertimos o nos informamos. Los lazos afectivos que se establecen entre los miembros de la familia con el bebé, luego el niño y más tarde con el adolescente son vitales para que este se desarrolle adecuadamente.

La afectividad crea vínculos y estos son permanentes (para bien o para mal), construyen nuestra propia historia o relato y las relaciones con las personas a las que estamos vinculadas afectan a nuestra vida. No somos nosotros solos, somos lo que somos respecto a los demás. Todo lo que nos sucede tiene relación con otros a los que estamos vinculados o con los que interactuamos.

No todos los vínculos son desde luego positivos, ni la vinculación está exenta de conflictos. Cuando el adolescente lucha por su autonomía es natural que la relación con los padres sea en algún momento conflictiva; cuando existe una relación afectiva a menudo es necesario un cierto rechazo para tratar de establecer esa autonomía.

La comunicación entre padres e hijos es un elemento clave en el proceso de socialización familiar sobre todo en la etapa de la adolescencia y brinda estabilidad en el desarrollo de las relaciones de convivencia diaria.

Un adolescente saludable siempre tendrá la posibilidad de comunicarse con aquellos que conforman sus núcleos primordiales; la libertad para expresar sus ideas, emociones o simples datos le permitirá desarrollarse plenamente y le fortalecerá intelectualmente.

Casi cualquier conflicto entre los seres humanos está determinado por algún eslabón defectuoso del acto comunicativo; del emisor al receptor no solamente aparecen el canal, el mensaje, el código y el contexto, también intervienen horas de confianza, responsabilidad y familiaridad.

Dejar que la comunicación fluya es abrir la posibilidad a las buenas ideas, las emociones sanas y, en conjunto, un adolescente con mayor madurez.​